jueves, 20 de febrero de 2014

Tu es du scène

Que tus manos actúen,
eco de tu fragilidad
con tu do y en tu silencio,

...es cierto,
nula relación,
(pero te veo
y aún te puedo mirar).

              (marea)
Furia de tierra sur le scène.
Te apuesto.
¿Y tú a qué apuestas?

Y con humildad
me sé gritar
que eres necia,
o etérea
             (o eterna).            ...a los ojos que invitas a espiar.

Intuyo que miras
cuando no estás.
Escapas la ventana,
imaginas otro mar.

Oye, ¿no te duele?
¿La entrega no quema?
¿O es sólo que eres de madera?

Je demande... (Je te demande...)
Quelqu'un peut te contenir?
C'est possible t'assouvir?

N.B.
21/05/2005


s4 o Soñé que me casaba con una mujer y después la abandonaba

Me enamoré de una mujer que dejaba dos rastros tras de sí. Y el día que nos casamos la abandoné. 
Me siguió rodeando los muros rosas, naranjas, bermellón de la oficina del Registro Civil, pero ella simplemente no logró salir. A pesar de su esfuerzo, no consiguió dejar el edificio. Fue culpa de un gato que acechaba por allí. El animal que mi esposa más odiaba, congeló el tiempo cuando ella asomaba a la calle.
Se quedó hecha maniquí y berrinche.
Yo no me lo creía.
Dejé de huir y regresé dos veces desde la esquina para comprobar, (dos veces), que en serio, ella, inmovilizada como estaba, no podría adorarme nunca más.
Yo amaba el vestido que escogió para ese día. Cuando me dijo el precio que habría de pagar por él y que sería de mármol, nada me pareció más natural. Pero ahora, no me parece que el gato sea totalmente responsable de la inmovilidad de ella. De hecho, culpo al peso del vestido que, deduzco, ella finalmente no pudo llevar.
Y tal vez sea esa también la razón por la que la dejé, el día de nuestra boda.
Y sin embargo lucía exquisita; la combinación magnifica de su tez color botella y el trazo de su cadera. Siempre que recuerdo el matiz verde traslúcido de su piel me invade un sopor. Siempre, su recuerdo deslumbrante opaca los rasgos de su rostro en mi memoria.
Quizás nunca vi su cara realmente -habrá sido mi vista siempre baja-.
O tal vez lo único que podré siempre recordar será el reflejo del sol y el piso enlagunado en que la hallé después de abandonarla, incapaz de moverse, esperándome, como si me hubiera estado esperando toda la vida...
O como si ya nunca más pudiera seguirme.

N.B.

s3 o Soñé que era una chica superpoderosa.

Me volví la jefa trés poderosa. Me volví.
Podré volar. Puedo.

Y hay dos chicas más. Seremos tres.
Estoy... ¿qué diablo? en medio de la calle. (¿Quién me botó aquí?).
¡Oh, Dieu! Soy tan... (¿Quién me ha convertido en...?).
Sí. ¡Soy una enana!
¡No! Y mi reproductor portátil de DVD se ha frito.
Aquí en medio de la calle, con el sudor-calor-en-tu-frente y el bonito-cielo-azul (que con este tamañijo, ñeto, ñin... da mil veces plus vértigo), es peligroso y caliente. Ja-ja-ji.
¡Dieu! ¿Tendré el tamaño de una regla de madera?, por Dieu, ¿mido treinta centímetros?
Mmm. ¿Qué, qué es ese sonido?
¡Chipocles, es la Señora!
-Sí, señora... Es que el DVD se descompuso con el sol... Yo les informaré, señora. Oh. Estoy muy halagada, señora. Lo tendremos en cuenta, señora.
¡Worales! Tres trajes para heroínas de nuestro tamaño.
(Una nave con la forma típica de un ovni, nos hizo el favor).
Y tenemos una misión: competiremos contra los niños para ganar el máximo campeonato Estrella. Nos mediremos en la prueba última: haciendo diagramas de flujo en rotafolios.
Hemos de ganar, colocaremos prismas de colores y flechas 3D... con caligrafía Comic sans.
Ellos no tienen oportunidad.
¡Los niños son tan brutos!
Poco afectos al detalle.
¡Como está caliente este asfalto, carajo! ¿Y si me elevo un peu? Ah, (suspiro). Dieu bendiga los nuevos atributos.

N.B.

s2 o Soñé con Lolita de la Vega

He venido con Alberto a la inauguración de una línea de metro ¿con ese tipo de arquitectura?, ¿es eso un tipo de arquitectura?
Sinceramente parece un intento de aparisinar las grutas de Cacahuamilpa. Y esos arcos altísimos ¿pasamanos de piedras? Escaleras inclinadas y peligrosísimas.
Bien. La página de sociales y Alberto me exigen estar aquí. ¡Claro! Uno hace cosas por su novio.
Me paseaba por allí de su brazo saludando y conociendo gente, cuando a mi lado pasó una mujer con un vestido de cóctel, azul, vaporoso. ¡Oh! El vuelco que me produjo me tomó por sorpresa. La seguí con la vista. ¿Te ha pasado que a veces tus ojos pueden hablar? Yo dije y ella entendió. Me llamó. En serio, casi telepatía. Sólo atiné dar un beso a Alberto en la mejilla y salí de aquel lugar seudonice.
Vestido vaporoso azul.
La encontré afuera.
Ojos, mano.
Me tomó con cierta autoridad y sin decir palabra caminamos.
¡Oh no! Este no es "el" lugar. Me ha traído a ver gorilas, leones, (con lo que odio soñar leones), y cuanto animal. Cero romance, ¿no? Igual permanecí callada. Ya veremos.
Quizás debí usar mi boca para hablar.

N.B.

s1 Soñé que teníamos un hulk

Teníamos un hulk.
Era un hulk pero tenía forma y postura de hipopótamo. Pequeñito y morado. 
Casi se nos muere. Lo descuidamos y perdió una patita y se hizo más chiquito y perdió su color así que tuve que ponerlo a remojar y cantarle canciones de Cranberries
Por aquel tiempo yo vomitaba todas las noches de la preocupación por no poder recordar completas las letras. Pero gracias al esfuerzo y a la paciencia mutua, creció, se puso morado de nuevo y luego verde y finalmente se volvió un hombrecito. Ya no andaba a cuatro patas.
Terminó siendo casi mío. Paseábamos por las calles de noche. Se volvió muy atractivo, le crecieron los bíceps y la espalda. Y su color carne ya casi nunca estaba verde.
Me enamoré de él y quería que se casara conmigo.
Una noche íbamos caminando por una avenida de focos fiusha cuando tres tipos nos alcanzaron.
Él me defendió. Los mató a todos.
Era bueno que un Hulk  también me amara.

N.B.


viernes, 9 de diciembre de 2011

Sobre escenificar a los dramaturgos clásicos

"Hay una gran confusión entre los hacedores de teatro. Por supuesto que montar a Shakespeare o a Moliére o al mismísimo Esquilo aún tiene vigencia. Eso es claro porque la humanidad tiene y tendrá siempre los mismos problemas asociados a su naturaleza. Lo que no tiene vigencia son los montajes que preparan las compañías. Montar a Moliére igualito que hace siglos atrás, ahora, en esta época tan ecléctica, es realmente absurdo. Tal parece que ya no recuerdan sus clases de primer y segundo año o de toda su licenciatura: fondo y forma deben estar perfectamente asociados.Y lamento mucho decirles esto a tantos compañeros de profesión pero, en efecto, hay lugares donde el mensaje de ciertas obras si es obsoleto. Una obra de arte (de esas que si provienen de artistas) le dan al público un mensaje de reflexión, útil y relacionado a su contexto social. Perdónenme todos los fanáticos de Moliére y demás grandes dramaturgos pero si hay una guerrilla en la Sierra donde trabaja mi compañía y yo monto "las mujeres sabias" no sólo soy un idiota sino que soy un ente egocéntrico que hace lo que quiere y no le entrega a la gente nada que le de que pensar, no le está comunicando, les está escupiendo información, datos que son comparables con cualquier cantidad de babosadas que uno escucha en televisa o tv azteca todos los días: que si Capetillo, que si la "big" Vero, que si Bisogno hizo o dejó de hacer porque, finalmente fomentan una acumulaciónde datos que en menos de 15 minutos ya habré olvidado proque no están desarrollando ningún espíritu crítico en el espectador, sino que lo están envolviendo en una nube ficticia que, en vez de confrontarlo con su realidad, lo hace creer que lo que lo rodea no existe, que vive entre bombones y chocolates y, al salir de la sala, todo será mejor." Gustavo Alejandro Castillo

jueves, 1 de diciembre de 2011

Ejercicio sobre Gotas de agua sobre piedras calientes dirección de Martín Acostar

Recientemente vi Gotas de agua sobre piedras calientes escrita por R. W. Fasbbinder y llevada a escena por Martín Acosta en el Foro Shakespeare. Este montaje formó parte de la 6ta Muestra de Artes Escénicas de la Ciudad de México. 
He visto algunos montajes de Martín Acosta: Yo también quiero mi profeta, Electra Despierta y Ricardo III; generalmente sus puestas son montajes lúdicos, con grandes y potentes imágenes y siempre hay desnudos. En lo personal opino que los desnudos rompen la ficción y que no hay razón alguna para desnudar a un actor en escena que no pueda lograrse a través de otros medios. 
El problema principal que detecté es, acordé a lo que vi, a la variedad de estilos actorales. Una de las actrices estaba en completamente en estilo fársico, otro actor estaba en farsa también pero el estilo se desdibujaba a menudo. Otro actor estaba en realismo y la otra actriz estaba en comedia. 
Otra carencia del montaje -que detecto muy frecuentemente-, y supongo que es un problema universal en el teatro, es la falta de verdad en la actuación. Por lo general los actores recurren a los gritos para llenar artificialmente lo que debía desbordarse por actuación, pero también sustituyen esta última con estallidos de energía; patalean, pisan fuerte, se sacuden.. y eso ocurre regularmente en este montaje. Supongo que este problema es lo más difícil de arreglar, por eso Stanislavski, Brook y muchos otros enfocan su quehacer teatral en este asunto particular. 
Algo que me gustó de la propuesta del texto y del montaje fue que la exploración del tema llega hasta sus ultimas consecuencias: las relaciones que Leopold establece con los otros personajes inician como relaciones amorosas, de atracción mutua y evolucionan hasta convertirse en relaciones de amo - esclavo. La puesta refleja, a veces de manera burlona y a veces de manera violenta, la sumisión que en una pareja suele adoptar uno de los miembros, y en ese sentido me parece una propuesta valiosa. Creo que decir lo que comunmente no se dice también es asunto del teatro.

Ejercicio sobre Macbeth de Shakespeare con dirección de Alberto Lomnitz


Hace unas semanas vi Macbeth de Alberto Lomnitz y Ricardo Esquerra en La Capilla. Desde entonces pienso mucho en ella, sobre todo porque mientras la veía quise salirme. Y recordé que Alberto Villarreal, mi profesor en la Facultad de Filosofía y Letras, alguna vez preguntó al grupo cómo podríamos mejorar un ejercicio visto, así que creo que sería cosa buena hacer lo mismo con las obras que vea y empezaré con ésta. 

Primero hay que decir que el montaje es un espectáculo unipersonal, lo que considero el mayor desacierto. Las obras de Shakespeare tienen muchos personajes y es verdad que muchas adaptaciones han reducido el número de personajes en ellas y la cantidad de actores necesarios para interpretarlos pero en este caso no resulta ni funcional ni congruente. En esta puesta algunos personajes adquieren dimensión escénica a través del proyecciones en vídeo. Otros son escenificados a través de títeres: títeres de forma abstracta (como un saco pequeño hecho de tela); y títeres de forma concreta (como unos huevos con ojos y boca, según recuerdo). En otra ocasión Esquerra hace 4 personajes a la vez; no se cambia el vestuario, la diferencia entre ellos son su gesto, su voz y su ubicación física en el escenario. Esta elección deriva en un montón de trazos y carreras que el actor debe realizar para desplazarse que ensucian la escena y aturden al público (por lo menos a mi y a  acompañante nos aturdió). Para crear el personaje de Lady Macbeth, Esquerra se traviste: recurre, en primera instancia a una falda, tacones, labial rojo y voz “femenina“. Debo decir que apareció una mujer transexual en la ficción.

Segundo, la obra se sitúa en dos épocas diferentes, incompatibles entre si, porque no se trabaja para tender un puente entre ellas, ni para significar posibles puntos colindantes: el montaje abre con Macbeth vestido como ejecutivo y en un edificio corporativo en la Ciudad de México, después de su encuentro con las brujas la acción se reubica en la época histórica fijada por Shakespeare para esta obra. Creo que este punto se resolvería situando la acción en una sola época.

Tercero, el uso del vídeo en este montaje es indeterminada. El vídeo se usa a veces para mostrar el espacio ficcional, a veces para crear atmósferas y a veces para llevar a escena personajes, (e igual que ocurre con los títeres, hay personajes abstractos y personajes  concretos que nada tienen que ver los unos con los otros). Este punto se solucionaría estableciendo claramente la forma en que el vídeo va a usarse siempre procurando que la significación resultante colabore con el discurso que el director ha proyectado para el montaje.

Esas son mis observaciones sobre Macbeth de Alberto Lomnitz. Y si alguno de ustedes vio la obra, me encantaría leer sus comentarios sobre ella.

martes, 8 de noviembre de 2011

Sobre El Hombre de Arena de ETA Hoffman


Terminé de leer El Hombre de Arena de E. T. A. Hoffman y estas son mis observaciones.

      1. Desde mi perspectiva, este relato retrata el mundo psíquico de un ser trastornado. Cualquier asunto visto desde su óptica se magnifica y se convierte en detonador. El personaje de Nathanael va de una obsesión a otra. Al iniciar el relato, su obsesión recae en el vendedor de barómetros Coppelius, avatar de Coppola, un hombre grotesco y malvado con quién tuvo un aterrador encuentro en su niñez y a quién hace responsable de la muerte de su padre. A medida que avanza esta fijación, Nathanael se aleja de su prometida, Clara, una mujer inteligente a quién parecen aburrirle los escritos de Nathanael producto de esa obsesión y su afán por convencerla de la existencia de demonios y fuerzas oscuras. Posteriormente y a punto del clímax Nathanael se obsesiona con Olimpia, una autómata presentada en sociedad como la hija de su profesor suyo. Cabe decir que todos excepto él notaban su aura robótica y se alejan de ella. 
     
      2. El cierre me parece ilógico. Nadie provoca la caída final de Nathanael cuando la construcción dramática ha señalado que Coppelius debía ser el responsable directo. A punto pedir matrimonio a Olimpia, Nathanael descubre que efectivamente, es un ser mecánico y momentaneamente enloquece, pero después su vida vuelve a la normalidad, incluido el compromiso con Clara. Aún así pierde la cabeza de nuevo y después de intentar asesinar a su prometida, se suicida.
      
      3. Nada se resuelve, nada se explica, nada es lógico. El motivo recurrente de los "ojos" cae al vacío, se menciona que Coppola quería sus "ojos", se menciona que Spallanzani le robó los "ojos", se menciona que Coppelius llamaba "ojos" a los prismáticos que vendió a Nathanael, pero no se significa, no se profundiza, ni siquiera se sugiere su significado. La introducción de ese motivo parece forzado para engranar con el cuento popular europeo del que el autor tomó prestado el nombre y cuyo eje es el robo de ojos infantiles por un hombre pájaro.

En resumen, El Hombre de Arena de ETA Hoffman me parece un relato interesante pero que profundiza poco en los temas que plantea. Es entretenido como lo es una película hollywodense- dominguera pero no se le puede pedir más.



martes, 1 de noviembre de 2011

Mi opinión sobre El Ansia de Whitley Strieber

Ya terminé de leer El Ansia de Whitley Strieber  y en general me gustó. Debo decir que su parte más deliciosa es cuando profundiza en el personaje de Miriam Blaylock: su pasado, sus relaciones familiares, su miedo a estar sola, su necesidad y su amor por aquellos a los que transforma, su practicidad y su cautela.
Otro punto a favor de la novela es su ángulo científico: la tesis sobre la relación entre el sueño y la juventud eterna y sus configuraciones sobre un ser que se alimenta de sangre humana y no envejece.
Sin embargo prefiero cómo la película del mismo nombre y basada en este libro, aborda la relación entre Miriam y Sarah. La intensidad entre ambas es la misma en los dos trabajos, pero en el film, esta intensidad está más concentrada; la forma en que Miriam transforma a Sarah es más pasional; la manera en que la cautiva es más definitiva y el hecho de que no logren estar juntas es más trágico -cabe decir que el libro y la película no tienen el mismo final-. Personalmente preferí el final de la película, porque allí, la muerte cierra un ciclo, y no se exalta el amor humano sino el amor sobre natural.
Definitivamente, si gustan de la temática vampírica deben leer El Ansia de Whitley Strieber, pero también vean la película y me cuentan cuál de los dos finales les gusta más.