martes, 8 de noviembre de 2011

Sobre El Hombre de Arena de ETA Hoffman


Terminé de leer El Hombre de Arena de E. T. A. Hoffman y estas son mis observaciones.

      1. Desde mi perspectiva, este relato retrata el mundo psíquico de un ser trastornado. Cualquier asunto visto desde su óptica se magnifica y se convierte en detonador. El personaje de Nathanael va de una obsesión a otra. Al iniciar el relato, su obsesión recae en el vendedor de barómetros Coppelius, avatar de Coppola, un hombre grotesco y malvado con quién tuvo un aterrador encuentro en su niñez y a quién hace responsable de la muerte de su padre. A medida que avanza esta fijación, Nathanael se aleja de su prometida, Clara, una mujer inteligente a quién parecen aburrirle los escritos de Nathanael producto de esa obsesión y su afán por convencerla de la existencia de demonios y fuerzas oscuras. Posteriormente y a punto del clímax Nathanael se obsesiona con Olimpia, una autómata presentada en sociedad como la hija de su profesor suyo. Cabe decir que todos excepto él notaban su aura robótica y se alejan de ella. 
     
      2. El cierre me parece ilógico. Nadie provoca la caída final de Nathanael cuando la construcción dramática ha señalado que Coppelius debía ser el responsable directo. A punto pedir matrimonio a Olimpia, Nathanael descubre que efectivamente, es un ser mecánico y momentaneamente enloquece, pero después su vida vuelve a la normalidad, incluido el compromiso con Clara. Aún así pierde la cabeza de nuevo y después de intentar asesinar a su prometida, se suicida.
      
      3. Nada se resuelve, nada se explica, nada es lógico. El motivo recurrente de los "ojos" cae al vacío, se menciona que Coppola quería sus "ojos", se menciona que Spallanzani le robó los "ojos", se menciona que Coppelius llamaba "ojos" a los prismáticos que vendió a Nathanael, pero no se significa, no se profundiza, ni siquiera se sugiere su significado. La introducción de ese motivo parece forzado para engranar con el cuento popular europeo del que el autor tomó prestado el nombre y cuyo eje es el robo de ojos infantiles por un hombre pájaro.

En resumen, El Hombre de Arena de ETA Hoffman me parece un relato interesante pero que profundiza poco en los temas que plantea. Es entretenido como lo es una película hollywodense- dominguera pero no se le puede pedir más.



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